Si bien existe un acuerdo general entre varios de los que formulan las políticas y los activistas conservacionistas en que son las artes de pesca el eje principal del problema, las investigaciones empíricas sobre los impactos de la pesca sobre la vaquita son escasas y no jugaron un papel significativo en el diseño del programa de la vaquita.

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Para las comunidades de San Felipe, Santa Clara, and Puerto Peñasco, la naturaleza radical del nuevo régimen regulatorio establecido, significa la exclusión de las practicas tradicionales de sobrevivencia basadas en los recursos marinos, un aumento de la pobreza, incluyendo un deterioro en la salud y en la nutrición, y un incremento en los casos de enfermedad física, emocional y mental. En términos muy simples, la pesca es la única actividad económica viable en esta región desértica en donde el turismo doméstico se limita a la semana santa, y el turismo internacional es escaso y poco predecible. 

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Para los más de 3,000 pescadores ribereños quienes emplean la técnica del chinchorro de línea, calificada por los que implementan el programa de la vaquita como la amenaza numero uno para la sobrevivencia de la vaquita, el Programa PACE-Vaquita no es legitimo dado que no toma en cuenta los otros factores que impactan la ecología del delta y la fauna y flora que dependen de la misma, incluyendo a la vaquita.